La torre más alta de Nueva York
La torre más alta de Nueva York
no es el Empire Stade ni el Top of the Rock del Rockefeller Center. Tiene
nombre, apellido y nacionalidad: Juan Martín del Potro, 20 años, argentino y
desde el lunes pasado es el flamante campeón del US Open, cuarto Gran Slam de
la temporada. Si alguien aún dudaba de las habilidades de este joven
tandilense, ha quedado demostrado que el último piso de esta ‘torre’ aún no
tiene techo.
En una final dramática, tanto por
su postergación –se jugó en un atípico lunes cuando el torneo debía terminar el
domingo- como por el rival que tenía enfrente, delpo pudo venir desde abajo en el marcador y lograr superar a
Roger Federer, considerado por muchos como el mejor de la historia por su
reciente marca de 15 torneos de Gran Slam y amplio favorito en un torneo que
venía ganando cinco veces de forma consecutiva.
Las estadísticas también jugaban
en contra de Juan Martín. De los seis enfrentamientos previos que había tenido
con el suizo, nunca había conocido la victoria. No obstante, ya en el torneo de
Roland Garros en mayo último estuvo a un paso del triunfo cuando en las
semifinales, Federer le ganó en 5 sets luego de estar perdiendo en varios
pasajes del encuentro. El argentino tenía esa espina clavada y en Nueva York,
el torneo que desde chico quería ganar, sabía que había llegado el momento.
Los jugadores argentinos, al
igual que la mayoría de tenistas de esta parte del continente, se especializan
en las superficies lentas, en el polvo de ladrillo (clay en inglés). El último argentino en ganar un Gran Slam fue
justamente en uno de clay: Gastón
Gaudio en el Roland Garros del 2004. Se veía muy remota la posibilidad de éxito
de los latinoamericanos en las canchas de Flushing Meadows debido a que estas
son de pistas duras y rápidas. No obstante, el mismo Del Potro siempre declaró
que le acomodaba mejor jugar en hardcourt
–canchas duras- y por eso se veía con posibilidades para el US Open. Sabía que
tendría al frente a grandes tenistas –incluida la vuelta del ‘Rafa’ Nadal- pero
él no se intimidaba: se visualizaba levantando la copa. Y así sucedió.
Fue un partido emocionante de
principio a fin. Federer demostró lo mejor de su repertorio desde el arranque y
sorprendió a un Del Potro que aún no se asentaba dentro de la cancha. Fue
rápidamente quebrado en su servicio y terminó perdiendo el set por 6-3. Para el
segundo set las cosas se emparejaron. Aunque el argentino comenzó otra vez
perdiendo, pudo recuperarse y quebrarle el servicio al número uno del mundo
hasta llegar al desempate en el tie break,
que se llevaría por 7-6.
En el tercero, los nervios le
jugaron en contra al chico de 20 años y perdió su servicio en un momento clave:
en el décimo juego, cuando servía 4-5 para tratar de empatar. Federer quebró
gracias a una doble falta y se puso en ventaja de 2 sets a 1. La cosa pintaba
fea para el albiceleste. Fue aquí donde todos daban ganador al suizo, hasta
incluso él mismo. No obstante, a partir de ese momento comenzó otro partido,
pues el argentino volvió a despertar y mostrar lo mejor de su tenis, exigiendo
al máximo a su rival hasta volverle a ganar el desempate en otro tie break de infarto.
Nadie sabe lo que pasó por la
cabeza de Juan Martín del Potro en el momento de la definición del partido. En
el quinto y último set, simplemente arrasó con Federer, no le dejó chances de
nada. Fue un 6-2 categórico que demostró que el joven argentino ha llegado a un
nivel de madurez propio de los tenistas más grandes, incluso de la historia.
Solo dos argentinos habían ganado
torneos de Gran Slam antes que delpo:
el antes mencionado Gaudio y el que quizás sea el mejor albiceleste de todos
los tiempos, Guillermo Vilas. Si decían que había 4 fantásticos en el circuito
ATP –Federer, Nadal, Murray y Djokovic-
ha surgido un nuevo héroe que pugna por un lugar en el escalafón. ¿Habrá
lugar para Del Potro, el nuevo quinto fantástico? Solo el tiempo y el mismo
tienen la respuesta. ¡Que se cuiden adelante!
Fotos: Internet