viernes, 30 de diciembre de 2011

Janko Tipsarevic: el filósofo del tenis

Vida y obra del pintoresco serbio, campeón de la Copa Davis; su infancia y la guerra, su devoción por los libros y el arte, y la rareza de ganarse la vida con una raqueta. 

Detrás del ventanal, el pequeño Janko se resguardaba de la humareda del bombardeo. Belgrado, por esos años, era un teatro sangriento: serbios, croatas y otros hermanos creían tener la razón. La guerra era como el sol, el día y la noche: cosa de todos los días. Hijo de Pavle, un profesor de educación física y de Vesna, una abogada devenida en ama de casa, aquellos días de escolaridad primaria quedaron marcados en la piel de Janko Tipsarevic, el tenista serbio de 26 años que, detrás de sus gafas coloridas y pañuelos que rodean su cabellera, esconde una personalidad excéntrica que excede el rectángulo de los courts. El Doctor Loco, según lo conocen en ciertos ámbitos, tiene su otra historia, mientras se desvive por ganar el primer título de ATP. En 2010 besó la clásica Ensalada de Plata, la primera Copa Davis de la historia de Serbia. Alcoholizado y rapado, como Novak Djokovic y todos sus camaradas, gritó ante la multitud: "Viva Serbia, viva la patria". Más tarde, dicen, la fiesta fue verdaderamente interminable. Había cerrado un círculo. El que comenzó a los seis años, cuando tomó por primera vez una raqueta y le sacaba chispas en el New Belgrade Tennis Club. 

El exitoso Melbourne 2001 como junior fue apenas una muestra de un futuro promisorio. Que, por ahora, se hace esperar. Mejor, entonces: el espacio puede ser llenado, en exclusividad, por su vida de bibliotecario, de músico, de libre pensador. Se recibió de gerenciador deportivo, aunque aquello, en realidad, es lo de menos. Es, Tipsarevic, un enamorado de la filosofía. Kant, Nietzsche, Schopenhauer, Goethe, solían darle mayor placer que ciertos passing shots. Al menos, hasta ayer nomás. "Cuando me di cuenta de que leía demasiado, empecé a dudar de todo. Del tenis, de mí mismo", contó, alguna vez, acaso mezclado en la angustia del ser o no ser. "Ahora sigo leyendo, pero no tanto. Aunque no quiero que me conozcan como el filósofo del tenis y esas cosas. Soy normal", desafía desde su sencillez. Aunque su brazo izquierdo prometa seguir transitando la aventura del conocimiento: "La belleza salvará al mundo", reza un tatuaje, uno de los tantos que visten su cuerpo, una frase irresistible del genial novelista ruso Fedor Dostoievski. 

"Sus mensajes son divertidos y profundos. Es un N°1", contó, alguna vez, Pico Mónaco, admirador visible de su cuenta de Twitter. Tiene su acento gaucho el serbio: desde hace un tiempo suele saborear mates amargos, pura responsabilidad de un argentino que solía estar dentro de su grupo de colaboradores. Disfruta del calor, del snowboard y de la música electrónica (en sus ratos libres, también se divierte como dijey), todo eso también pertenece a su vida de nómade profesional. Pero volvía a los libros. "Leía y me preguntaba. ¿soy feliz? Y esas cosas.", explicaba. Hasta llegó a pensar, entre set y set, que la "inteligencia puede quitar la felicidad". Se sentó después de una de las tantas derrotas dignas del circuito y lo pensó muy bien. "Voy a parar un poco", se dijo. Y tomó un pincel: hasta cuentan que sus garabatos comenzaron a tener forma de pinturas. Pequeñísimas obras de arte.

Cuando lee, por las noches, es un gato doméstico. Cuando juega, durante el día, es un león en celo. Cuando lee, puede hacerlo en serbio, inglés y ruso. Cuando juega, se inspira en Agassi, su ídolo. En septiembre se casó con la modelo Biljana Sesevic y sellaron su historia de amor en Dubai. Al casamiento fueron todos los que debían ir: aunque siempre Nole Djokovic es el centro de la celebración. 


 Cuando juega, cuando escribe, suele revivir aquellas noches de bombardeos lejanos, tomado de las manos de sus padres. Afines al controvertido gobierno de Slobodan Milosevic, aquella infancia tuvo el sabor verdadero de vivir el día a día. "No sabíamos qué podía pasar. El país se caía a pedazos, pero mi padre me insistía en que no podía renunciar a mi sueño", expuso un día de emoción. Pudo viajar a Miami, pudo viajar a Barcelona, aunque se quedó en Belgrado. Con su madre, que todos los días le dejaba en su mesa de luz un libro por explorar. Con su padre, que todos los días le perfeccionaba el grip de su gastada raqueta. 

De viaje en viaje, ya no sufre aquellas sirenas que marcaban el estado de sitio diario. No hay bombardeos en su vida, tampoco ese humeante zumbido en sus oídos. Lee menos filosofía y, cuando la vida se lo permite, lanza un nuevo desafío. "Me gustaría ir más seguido a la red", confiesa, vestido, ahora sí, de tenista de elite.

Fuente: Ariel Ruya
Fotos: Google


jueves, 29 de diciembre de 2011

Cambios en la ATP: Vuelve Viña del Mar y se despide Costa do Sauipe

La temporada 2012 de la ATP traerá consigo varios cambios en su calendario, y uno de los más resaltantes tiene que ver con los torneos que se disputarán en esta parte del continente americano pues tanto en Chile como en Brasil las antiguas sedes (Santiago y Costa do Sauipe) serán dadas de baja para mudarse a Viña del Mar y a Sao Paulo.

El ATP 250 que se disputa en el país mapocho tuvo como sede Viña del Mar por muchos años, hasta que durante los años 2010 y 2011 se mudó para la capital Santiago. Sin embargo, para este 2012 llegará nuevamente al balneario de Viña del Mar, lo que lo convierte en un gran atractivo no sólo tenístico, sino también para el turismo. Cabe recordar que Lucho Horna se coronó en Viña del Mar el año 2007.


Mientras que en Brasil también hubo cambios. La tradicional sede en Costa do Sauipe y que se disputaba al aire libre, ha sido cambiada a la cosmopolita ciudad de Sao Paulo y se jugará bajo techo debido a las inestables condiciones climáticas del país de la samba. Lo que sí es fijo es que se respetará la superficie tradiconal de clay.