El tenis es el deporte más injusto que existe. Se gana o se pierde, no hay empates. Es blanco o negro, no hay grises. Uno puede verse en el caso de haber jugado un gran partido, incluso de haber sido superior al rival de turno. Mas eso no interesa al momento de la definición: un simple error, una pelota demás y se está fuera. Se ha perdido.
Ésta es una característica que el tenis comparte con algunos otros deportes tales como el básquet y el vóley; pero con una gran diferencia. Aquellos son deportes colectivos, el tenis es un deporte individual. Si pierdes en un partido de básquet o vóley, no pierdes tú, sino el equipo. En el tenis, el único responsable de la derrota es el mismo jugador. No hay nadie más a quien culpar. No hay lugar donde esconderse. El jugador debe asumir cada derrota.
Algunos ven en esa peculiar característica lo bonito de este deporte. Justamente en que no hay posibilidades de excusas, que solo es uno contra uno, en donde se supone que debe ganar el mejor, allí radica la grandeza del tenis. No hay obstáculos ni intermediarios entre dos jugadores en un partido de tenis. Simplemente, se considera que gana el mejor; o, en su defecto, el que comete menos errores.
Una excepción a esta regla podría ser la modalidad de dobles, en donde una pareja puede caer derrotada ante la ineficiencia de uno de los integrantes del equipo. Sin embargo, al momento del partido es raro encontrar que uno le eche la culpa al otro, pues se sabe que los cimientos del juego de los dobles se basan en la confianza de los integrantes de cada pareja. Un error puede producirse, pero igual vemos que se felicitan ante el punto perdido o se chocan las manos.
Hoy en día, el tenis es practicado en todo el mundo conservando sus características particulares. Y el Perú no es la excepción. Sin embargo, en nuestro país –carente de una cultura deportiva fuerte- no se ha llegado a masificar de modo abierto y progresivo. Es decir, no han surgido grandes jugadores que llegan a liderar los rankings mundiales, salvo contadas excepciones.
El tenis peruano tuvo en Alejandro Olmedo su primer gran valor y joya tenística. Este arequipeño llegó a ganar el Abierto de Australia y el torneo de Wimbledon (dos de los cuatro Grand Slam actuales), además de llegar a ser el número 2 del mundo en el año 1959. Olmedo se nacionalizó estadounidense para participar en la Copa Davis, torneo de equipos en el que compiten todos los países del mundo. Como en esa época el Perú no tenía equipo y Alex Olmedo ya residía en EEUU., pudo defender los colores norteamericanos y llegó a ganar la prestigiosa Copa Davis.
Otro destacado fue, sin duda, Jaime Yzaga. El ‘chato’, como le decían (mide 1.70m) llegó a alcanzar el puesto 18 del mundo en 1989 y es recordado por su gran victoria sobre el estadounidense Pete Sampras en la cuarta ronda del US Open de 1994 cuando Pete era el número uno del mundo. Luego, ya como capitán del equipo peruano de Copa Davis en el 2007, logró clasificar por primera vez al Grupo Mundial, lugar reservado sólo para los 16 mejores países del mundo en ese deporte.
El último gran referente que hemos tenido en el Perú tiene nombre y apellido: Luis Horna. Luchador, aguerrido, temperamental, son algunas de las características que definían su estilo de juego. Horna llegó a alcanzar el puesto 33 del ranking de singles en el 2004 pero su mayor logro llegó en los dobles cuando se coronó campeón del Roland Garros 2008–segundo Grand Slam del año- en pareja con el uruguayo Pablo Cuevas. Era la primera vez que una dupla sudamericana lograba un trofeo de Grand Slam.
Además, nunca se le podrá reprochar su actitud al momento que le tocó defender los colores del Perú en la Copa Davis. Fue un jugador clave en la histórica clasificación de nuestro país al Grupo Mundial de la Copa Davis el 2007, ganando sus dos partidos de individuales. En aquella recordada tarde de setiembre en el balneario de Asia, ‘Lucho’ se impuso al bielorruso Max Mirnyi consiguiendo lo que nadie había logrado hasta ese entonces: clasificar a nuestro país al Grupo Mundial.
Cuesta abajo
Luis Horna decidió retirarse del tenis profesional en el 2009. Según sus propias palabras, los constantes viajes y la dura vida en solitario de un tenista habían hecho que descuidara mucho a su familia. La solución que el encontró fue de retirarse de las competencias, aún cuando era de suponer que tenía para jugar –al menos a nivel competitivo- unos tres años más.
A raíz de ese suceso, muchos presagiaron el fin de una época dorada en el tenis peruano, pues no había en ese entonces –y hasta hoy- un sucesor natural para Horna. Iván Miranda, el llamado a tomarle la posta, también viene jugando sus últimos años en el circuito –tiene 30 años- y le ha sido difícil posicionarse en un lugar expectante en el ranking de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) ya que sólo llegó a bordear el top 100 en el 2003 cuando fue el 104 del mundo.
Atrás, y aún con un largo camino por recorrer, vienen chicos que están empezando a figurar en el tenis y en el ranking, pero que se ven limitados por una serie de factores, como el económico. Entre ellos se pueden contar a Mauricio Echazú, Sergio Galdós, Rodrigo Sánchez, Sergio Monges, entre otros. Así, la vida de un tenista no se puede concebir sin el apoyo económico necesario. La cruda verdad es que el tenis es un deporte caro, a pesar de que muchos intenten decir lo contrario.
Sólo basta echar una mirada a los implementos mínimos que se necesitan para practicar de forma sostenida este deporte: dinero para los viajes, ropa deportiva, raquetas, entrenador, preparador físico, psicólogo, kinesiólogo, pelotas, clubes donde practicar, etc. Y eso solo es lo mínimo. En tenistas de alta competencia, se suman otra serie de factores tales como los hoteles, comida, traslados, etc. Un tenista debe lidiar con mucho de ello y más.
Es así como se configura un requerimiento necesario: el apoyo económico para los tenistas. En países como el nuestro, ese apoyo viene reflejado por los auspiciadores, quienes son los cubren parcialmente los gastos de los jóvenes tenistas que vienen dando sus primeros pasos dentro del circuito de la ATP. No obstante, muchas veces eso no es suficiente.
Actualmente, en el Perú los tenistas que reciben apoyo económico de parte de empresas privadas son contables con los dedos de una mano. Entre ellos figuran jóvenes que ya se han convertido en realidad como Duilio Beretta, Bianca Botto, Patricia Ku, Sergio Galdós, etc.
Pero estas nuevas raquetas no recibieron de forma gratuita y desinteresada el apoyo económico. Fue a través de sus propios resultados que pudieron atraer a los auspiciadores. Y es lo que sucede en la actualidad, porque ningún auspiciador va a apoyar a un tenista que no gana ni destaca internacionalmente. La premisa es “obtén resaltados positivos, para poder apoyarte económicamente”. Lo lamentable es que la mayoría de empresas no entienden es que primero se debería dar el apoyo, y luego ya vendrían los réditos.
Raquetas jóvenes
“Ser tenista profesional en el Perú es muy complicado porque no se consiguen los auspicios necesarios y la Federación no apoya mucho. Por ejemplo, a los tenistas argentinos todos los viajes se los paga la federación de su país, acá no. Uno mismo tiene que costearse eso. El único que hoy cuenta con el apoyo necesario es Duilio Beretta, pero gracias a sus resultados en Roland Garros y el US Open”, comenta Sergio Monges, joven tenista nacional de 18 años que es una de las nuevas caras de este deporte en nuestro país. Monges, gracias una serie de buenos resultados, ha vuelto a figurar en el ranking ATP luego de 1 año de ausencia.
En otros países, el tenis es un deporte masificado o en proceso de masificación. Los claros ejemplos lo constituyen Argentina, con 12 jugadores dentro de los 200 primeros del mundo y Brasil con 7 jugadores en la misma ubicación. Estos países han creado políticas de apoyo al tenis que no se ven en el Perú, tales como la construcción de canchas públicas y un fuerte apoyo económico de parte del mismo Estado. A pesar de que en ambos países el deporte por excelencia es el fútbol –y ambos han sido campeones mundiales- no se descuidan otro tipo de deportes que también son importantes.
El caso paradigmático en nuestro país se ve reflejado en el joven arequipeño de 18 años Duilio Beretta, reciente ganador de los torneos Roland Garros y US Open Junior en la categoría de dobles. Beretta viene siendo apoyado por la empresa automovilística Mazda en conjunto con el propio Instituto Peruano del Deporte en lo que vendría a ser el programa de “padrinazgo”. Este plan consiste en captar a empresas privadas que puedan apoyar a deportistas jóvenes que se vienen destacando internacionalmente: el IPD asume el 50% de una determinada cantidad de dinero ($2000 en este caso) y la empresa privada el otro 50%.
Sin embargo, lo resaltante aquí es que muchas veces ese dinero queda corto, tal como lo ha dicho Duilio Beretta. Incluso ante la pregunta sobre su futuro en el tenis profesional, no se ha mostrado seguro ni optimista, pues sabe que el tema económico es un impedimento fuerte al momento de decidirse por iniciar una carrera como tenista profesional. Si él, que ha sido campeón y tiene reconocimiento internacional piensa de esa forma, sólo basta imaginar el sombrío panorama que les espera a las demás jóvenes raquetas que recién se vienen iniciando en el mundo tenístico a nivel de la alta competencia.
Al respecto, el periodista Jorge Salinas, director del programa radial “Tenis al máximo” de Radio Ovación, expone su punto de vista: “Es muy difícil tratar de comparar el nivel de juego y de inversión con Argentina, que es el pionero en Sudamérica. Para poder imitar ese esquema de trabajo en el Perú van a tener que pasar muchos años. A parte del programa de padrinazgo, se trata de crear esquemas de inversión a través del Gobierno. Por ejemplo, que se propongan estrategias de reducción de impuestos a las empresas que puedan invertir no sólo en el tenis, sino en el deporte en general”.
Otros sí, el tenis no
¿Por qué no se apoya más el tenis? Resulta hasta paradójico que grandes empresas privadas como Cristal y Coca Cola apoyen a un deporte como el futbol, el cual no ha sabido estar a la altura de las circunstancias y únicamente nos ha llenado de derrotas. Tal es el abismo por el que ha caído el fútbol peruano, que ya van a ser treinta años que nuestro país no acude a un mundial, récord en todo el continente sudamericano.
Hoy día también se ha dado el caso del apoyo al vóley, que gracias a gestiones personales del periodista Phillip Butters y el canal 2, ha logrado una importante injección económica por parte del Congreso de la República. ¿Por qué no se hacen las mismas gestiones a favor del tenis peruano, que tantas alegrías también le ha regalado a nuestro país? Esa es una tarea urgente en la cual se necesita el esfuerzo no solo de unos pocos, sino de muchos interesados en la causa.
Si nuestra visión se queda estancada en unos cuantos deportes, jamás se va a crecer. Hemos visto que ya no solamente se trata de sacar a flote al tenis peruano, sino de crear una política deportiva que ayude a crecer a todo el país en ese sentido. Una clara muestra de esa ineficiencia y dejadez fueron las últimas olimpiadas de Beijing 2008, donde solamente tuvimos una delegación de 13 deportistas en competencia (algunos de ellos con invitación para participar).
Finalmente, fomentar el deporte significa crear y consolidar una cultura deportiva que ha estado ausente en nuestro país. Porque hay que entender que para crecer como país el deporte nos ofrece un puente muy sólido mediante el cual es posible cruzar y llegar al otro lado del camino. Una meta que se verá reflejada en un país que incentive el deporte y lo vea como uno de los pilares fundamentales para el bienestar de su propia sociedad y de toda democracia.
Fotos: InternetPuntoTenis/Tenisalmáximo